Supongamos, porque un dato exacto no hay, que el cuerpo humano está formado por unos 70 billones de células. La función de cada una de estas células es absorber los nutrientes de los alimentos que comemos, del aire que respiramos y convertirlos en energía para que el cuerpo sea capaz de realizar todas sus funciones vitales. No tener energía implica que debajo de la superficie hay mar de fondo.

Estas células están a su vez formadas por partículas más pequeñas, los átomos. Los radicales libres se forman cuando el átomo no es bastante fuerte y pierde un electrón. Este electrón que anda suelto es un radical libre. Pero no acaba aquí la cosa, solo empieza, porque entonces el átomo que lo ha perdido tiene que captar otro para estar estable y completo y convierte a su vez en incompleto al que lo cede. Hay dos causas que permiten que esto ocurra:
Una interna, causada por la aceleración del metabolismo de la célula debido a enfermedades o al estrés.
Una externa como consecuencia de la radiación ultravioleta, consumo excesivo de químicos, drogas, virus, bacterias, contaminación, alimentación de escaso valor nutritivo, etc…
Pero si el sistema inmunológico es fuerte puede neutralizar los radicales libres por su sistema natural de defensa: los antioxidantes. Unos los produce el cuerpo por propia naturaleza y otros los obtenemos a través de la alimentación y de un estilo de vida saludable -respirar aire puro, movernos-.
Algunos de los antioxidantes naturales son:
Vitamina E – La contienen aceites de semillas prensadas en frío, girasol, germen de trigo y de maíz, los cacahuetes, patatas, apio, repollo, frutas…
Vitamina C – La contienen los cítricos, papaya, kiwi, mango, mora, fresa, tomate, verduras de hoja verde brócoli y el resto de las coles.
Betacaroteno – Lo contienen verduras y frutas anaranjadas y verduras de color verde
Licopeno – Lo contiene el tomate.
Etc, etc…
Los radicales libres no podemos eliminarlos por completo -hay que valorar el consumo excesivo de antioxidantes químicos que tomamos sin control para combatirlos- , porque nuestro cuerpo los necesita para luchar contra los virus, las bacterias y las infecciones.
El problema sería un exceso de radicales libres, por los motivos indicados anteriormente, soportado por el cuerpo durante años.
Con mis mejores deseos.