La avena ha pasado en los últimos años de los sacos de piensos para caballos a envasarse en bolsas para el supermercado, y de allí a nuestras mesas.
Estamos rescatando viejos cereales para ampliar la diversidad alimentaria, pero ¿los consumimos de forma adecuada?

Breve historia de la avena
Los caballos han comido avena salvaje desde tiempos inmemoriales.
En época de los romanos llamaban a las tribus celtas y al pueblo caledonio -antiguo nombre de Escocia-, en sentido peyorativo “comedores de avena”, porque la consideraban una mala hierba solo útil para comida de caballos. En Escocia y otros países del norte, se siguió comiendo avena porque daba la energía suficiente para soportar las duras jornadas de trabajo en esas tierras inhóspitas a muy bajas temperaturas. Con ella se alimentaba también a los reclusos en las cárceles británicas y elaboraban whisky.
A pesar de ser de cultivo fácil y económico la avena ha sido uno de los últimos cereales en empezar a cultivarse.
Gachas o “porridge”
La avena se prepara tradicionalmente cocida, en forma de papilla con leche y sal. Este era el modo de consumir los cereales hasta que aparecieron los hornos.
En la actualidad, desafortunadamente, la sal ha sido sustituida por azúcar; que parece más adecuado a nuestras costumbres. Y se hidrata solo con un poco de leche caliente.
La imagen nº1 presenta unos granos de avena pelados y enteros que necesitan estar a remojo toda la noche para ser cocidos al día siguiente y hacerlos digeribles.
La imagen nº 2 muestra avena pre cocida, para conseguir un formato del grano laminado y que sea más fácil de usar; pero aún le falta la última cocción. En este punto aún no se han cocido bien los almidones por lo que hay que cocerla de nuevo.

¿Qué aporta nutricionalmente la avena?
La avena se enrancia con facilidad si en el proceso de almacenamiento no se mantienen los parámetros adecuados de la humedad del grano.
Si la comparamos con el resto de cereales, como puede ser el arroz, la avena tiene más fibra, más proteína y más calcio. Pero esto lo tiene en su estado puro, cruda. Para poder absorber estos nutrientes la avena ha de estar cocida. Pero al cocerla, cosa absolutamente necesaria, pierde parte de estos nutrientes y se pone prácticamente al nivel del resto de cereales.
El ácido fítico que contiene – también lo contienen otros pseudocereales y cereales integrales- puede crear deficiencias de minerales como hierro, zinc, calcio…, porque impide que nuestro cuerpo pueda absorberlos.
COCIDA Sí O Sí
Tal como sale del paquete le añadimos leche caliente o fría, y listo. ¿Comerias arroz laminado o en copos seco y crudo, solo con un poco de leche por encima?
El modo tradicional, más sano y adecuado de preparación de la avena es en gachas
Si el grano está entero como en la foto 1:
Se hierven los granos con 3 veces más de agua durante 90´ hasta que se hinchen. Se aplastan y cuando se sequen estarán listos para la cocción normal, para moler y hacer harina o para hacer leche de avena. Con lo que habrá una segunda cocción.
Agua de avena
4 cdas de avena y 2 litros de agua que se dejan reducir hasta que quede solo 1 litro.
Gachas o porridge
Así se tomó a lo largo de siglos, solo en los últimos 60 años de desatinos alimenticios somos capaces de tomarla cruda.
Ingredientes
110 g de copos de avena
275 ml de agua o leche o una mezcla de las dos
Sal
Cocer a fuego bajo y lento, para evitar grumos, hasta que se haga una papilla. La papilla se cuece durante unos 5´ moviendo para evitar que se pegue en el fondo.
Añadir un poco de gomasio (sésamo y sal) , modo en que las preparan los japoneses y, es especialmente saludable ya que el sésamo aporta la parte de proteína que pierde la avena al cocinarse.
Consumir avena de manera inadecuada puede traer consecuencias
Muy pocos estudios han evaluado el efecto de la avena en las funciones intestinales. Sí es rica en fibra; da un efecto saciante y aumenta el volumen y el peso de las heces. Aunque esto parece no ser solo específico de la avena sino de los cereales en general.
Cuando se pasa de una dieta falta de fibra a una dieta rica en fibra se ha de hacer paulatinamente empezando con pocas cantidades para que el cuerpo la vaya asimilando. Si no se asimila genera gases que quedan retenidos y producen hinchazón abdominal.
Aunque las cantidades de gluten son mínimas respecto al resto de cereales, la avenina que contiene puede crear alguna reacción en los celíacos.
Los enfermos de Crohn y de enterocolitis deberían evitar el salvado de avena porque los inhibidores enzimáticos se unen a las enzimas digestivas y disminuyen su actividad (como la de eliminar microorganismos patógenos que provocan las enfermedades).
Nada se puede considerar alimento si no somos capaces de digerirlo.
Con mis mejores deseos
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