La India huele a masala, el aroma sale de sus fogones e inunda las calles. Su cocina es más una ciencia que un arte. Las especias se mezclan para crear el garam masala y, con su presencia o ausencia, con mayor o menor cantidad, contribuyen al equilibrio de las doshas.

Un hecho histórico relaciona Egipto, India y las especias: la momia de Ramsés II viajó en 1976 desde El Cairo al museo de L’Homme en París para curarla de las bacterias que la habían invadido. Sometida a todo tipo de pruebas descubrieron unas granulaciones, de naturaleza indefinida entre 1,5 – 3mm, tapando las fosas nasales del faraón. Eran granos de pimienta y mostaza. Esto prueba el uso y conocimiento ya en aquella época -Ramsés II murió en el 1213 a. n. e- del poder conservador, anti putrefacción, de las especias. ¿De dónde podrían proceder esas especias? Buscaron y descubrieron que su origen era algún lugar del sur de la India. Eso es un hecho seguro, de cómo llegaron hasta Egipto en aquellos tiempos, es un incógnita. Ahora sabemos que antes de los descubridores Europeos – Vasco da Gama- que llegaron a la costa Malabar por mar, ya había navegantes de otras culturas que transitaban esta ruta en busca de sus valiosas especias.
Las ciudades no solo están representadas por sus monumentos. Sus aromas definen un recuerdo, y yo cuando recuerdo India, huelo masala.
Lo que en Europa llamamos curry no lo es. El curry es un árbol llamado Murraya koenigii con propiedades digestivas y algo laxantes. Si que se usan sus hojas frescas o secas en platos como la sukta y la upma, pero no deberíamos hablar de curry para definir la mezcla de las especias.
Su nombre es Garam Masala. Garam significa calor/caliente. Masala significa mezcla agradable, que realza las propiedades y contrarresta cualquier efecto nocivo. Tiene el poder de transformar un humilde plato de patatas en un placer para los sentidos. Más aún, ayudan a mantener el equilibrio de los 6 sabores en la dieta para convertirla en adecuada según las doshas.
Para Ayurveda el alimento es medicina y el poder intrínseco de cada especia que forma su mezcla ejerce varias funciones: la cúrcuma, antiinflamatoria. El clavo, carminativo. La pimienta negra larga, desintoxicante. El cilantro, estimulante estomacal…

Para su uso en la cocina:
Se tuestan enteras, algunas necesitan solo 30´´. Se muelen y, aunque se pueden envasar en un tarro, recién molidas están al 100% de potencia y de sabor.
Usarlas por separado permite variar las cantidades de cada una según el plato que estemos cocinando. Y dejar que se mezclen a medida que las incorporamos al salteado. Es mejor seguir un orden para no sacar el sabor amargo de ninguna de ellas: granos de mostaza, pimienta, granos de comino, luego cilantro, cúrcuma, cardamomo, clavo, y pimentón.
Se puede hacer una pasta de masala. Ya molidas, se añade jengibre rallado y unas gotas de agua. Se doran con ghee o aceite de oliva y se incorporan el resto de alimentos.
Pueden ser frescas o secas, unas molidas y otras enteras. Las especias frescas se agregan al final de la cocción y las secas se saltean durante unos minutos previa incorporación de los otros alimentos. A parte de esto, para reforzar más el sabor, se puede añadir una cucharadita de alguna especia en concreto después de la cocción.
Para Ayurveda uno de los principales motivos del envejecimiento humano es la pérdida de calor interno, por este motivo algunas especias “calientes” podrían retrasar la vejez por colaborar positivamente en la digestión.
Cada masala es un mundo, depende del cocinero, de la región, de las necesidades de las doshas… Incluir el garam masala a nuestra cocina mediterránea significa transformar un plato cotidiano en algo especial.
Con mis mejores deseos.