
El poder hidratante del agua
La hidratación lucha contra los signos de envejecimiento. Al nacer nuestro cuerpo tiene un 80% de agua y en la edad adulta bajamos a un 60%. El papel del agua es vital en las funciones corporales. El agua además de hidratar, elimina desechos, lleva los nutrientes al interior de la célula, lubrica las articulaciones, en resumen, es imprescindible.
Los refrescos, cerveza, zumos… no pueden sustituir al agua
El estómago se protege de la sequedad con un revestimiento mucoso gracias a la acción de la dosha kapha. Cuando más sequedad hay más protección mucosa se necesita. Ese exceso es el que provoca náuseas y hace que sea muy desagradable y hasta angustioso beber agua.
La hidratación ha de ser constante ya que la pérdida de agua también lo es. No solo la eliminamos por el sudor o la orina, la perdemos también al digerir los alimentos, incluso al respirar. La falta de sensación de sed es, justo, un síntoma de falta de agua. En este punto el cuerpo ya está tan acostumbrado a la escasez de agua que ya no da señales de alarma, lo que se convertiría en deshidratación crónica.
El té , los refrescos, los zumos, la cerveza, por el hecho de ser líquidos no sustituyen al agua. De hecho el aumento de azúcar y de alcohol en la sangre provocan un efecto deshidratante.
No hay alternativa, el cuerpo necesita hidratarse con agua pura y cristalina.
Hay que buscar el equilibrio porque un exceso de agua tampoco es recomendable
Beber demasiado tampoco es aconsejable porque impide una correcta digestión al diluir en exceso los jugos gástricos. Esto crea una mala digestión y por tanto una mala absorción de nutrientes con las consabidas consecuencias de gases, hinchazón abdominal,etc. El exceso también puede provocar un desequilibrio o baja concentración de sales minerales.
Recomendaciones
•No beber en las comidas, sobre todo si son bebidas frías.
•La cantidad adecuada dependerá de los hábitos, constitución y estación del año. Puede estar alrededor de 1,5 a 2 litros al día. Los excesos ni con el agua son buenos.
•Beber una hora antes de las comidas y una hora o dos después. Así hidratamos, pero, no se reduce la fuerza de los jugos gástricos.
•Hay que beber a lo largo de todo el día. Hacerlo poco a poco, dejando que el cuerpo la asimile.
•No sirve beber en un espacio de minutos dos grandes vasos y luego no beber más en todo el día.
•También nos hidratarnos, de una manera indirecta, a través de la oxidación de las grasas. No se pueden suprimir así como así las grasas en nuestra dieta.
•También aportan agua las frutas y verduras. La mayoría tienen una media de un 85% de agua. El pepino puede ser el que más agua contiene con un 96%.
Seguramente la hidratación reducirá, en gran medida, muchas molestias que se confunden con síntomas de otras enfermedades y puede que solo sea falta de agua. Recuerda que importa la cantidad, calidad y regularidad de cómo bebemos el agua. Con mis mejores deseos desde Yoga/Ayurveda YS bebe, respira, medita.