¿Bebes agua?

Bebemos líquido, sobre todo en verano, pero ¿bebemos agua? Más personas de las que podemos imaginar no beben más de un vaso al día, otras ni siquiera eso. Y aunque las frutas y las verduras que consumimos contienen agua, a veces no es suficiente.

Agua pura y cristalina

El agua, pura y cristalina, es necesaria no solo para calmar la sed, su función es crear un medio acuoso para que se puedan realizar funciones metabólicas como:
Regular la temperatura corporal.
Lubricar y amortiguar el roce de los órganos. Ayudar en la digestión.
Dar flexibilidad a los tejidos.
Favorecer la circulación.
Hidratar el organismo de modo adecuado para disminuir los depósitos de grasa.

La cantidad que hemos de beber dependerá del estilo de vida y de la dieta.
Podríamos generalizar y decir que el promedio diario sería de unos 8 vasos. Pero eso sería arriesgado ya que no necesita la misma cantidad de agua un deportista, o un labrador que pasa el día bajo el sol, que alguien que lleva una vida relajada y sedentaria. También una persona que está en constante estrés o ejerce un trabajo intelectual necesita hidratarse, tanto como un deportista.
Con una dieta rica en frutas y verduras 6 vasos de agua al día podrían ser suficiente. Sin embargo, si la dieta es rica en hidratos de carbono o en proteínas, a los 8 vasos se deberían añadir algunos más.
Las estaciones también influyen, es evidente que no se necesita beber la misma cantidad en verano como en invierno.

El color de la orina puede indicar el nivel de hidratación: cuanto más blanco es el color de la orina menos agua se necesita.

Beber agua con tragos moderados a lo largo de todo el día ayuda al organismo a asimilar y mantener la cantidad que realmente necesita.
Beber una cantidad exagerada, en un espacio corto de tiempo provoca su inmediata eliminación y con ella los minerales que contiene. Los riñones en esta situación necesitan pedir ayuda al hígado que aparca sus propias funciones para atender la demanda. La consecuencia es que sintetiza menos grasa y con el tiempo puede provocar una inflamación.

Es evidente que perdemos unos 2 litros de agua al día a través del sudor, la orina y las heces, pero esto es absolutamente necesario para eliminar nuestras toxinas.
Sin embargo, una pérdida en exceso de agua puede provocar deshidratación, y algunas de sus consecuencias pueden ser:
Ansiedad
Dolor de cabeza
Repercutir negativamente en casos de Alzheimer o fibromialgia Acidez

Además, es importante valorar la calidad del agua que consumimos. El simple hecho de que el agua esté embotellada no es sinónimo de calidad, por eso es importante elegir la que reúna la mineralización adecuada y si es posible con un bajo nivel de residuo seco.

Es importante mantener un equilibrio a la hora de beber para evitar tanto el exceso como la deshidratación. Ni se debe encharcar el organismo ni hacerlo sufrir por escasez.

Con mis mejores deseos.